Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam


AVISOS RECOGIDOS POR LA EDICION DE GERONA
San Juan de la Cruz (1542-1591)


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Otros avisos recogidos por la edición de Gerona

§ 1
1.
Si gloriarte quieres y no quieres parecer necio y loco, aparta de ti las cosas que no son tuyas, y de lo que queda habrás gloria.
Mas, por cierto, si todas las cosas que no son tuyas apartas, en nada serás tornado, pues de nada te debes gloriar si no quieres caer en vanidad.
Mas descendamos ahora especialmente a los dones de aquellas gracias que hacen a los hombres graciosos y agradables delante de los ojos de Dios; cierto es que de aquellos dones no te debes gloriar, que aun no sabes si los tienes.
§ 2
2. ¡Oh, cuán dulce será a mi la presencia tuya, que eres sumo bien! Allegarme he yo con silencio a ti y descubrirte he los pies porque tengas por bien de me juntar contigo en matrimonio a mí, y no holgaré hasta que me goce en tus brazos (cf.
Rut. 3, 4­9).
Y ahora te ruego, Señor, que no me dejes en ningún momento en mi recogimiento, porque soy desperdiciadora de mi alma.
§ 3
3.
Desasida de lo exterior, desaposesionada de lo interior, desapropiada de las cosas de Dios, ni lo próspero la detiene ni lo adverso la impide.
§ 4
4.
El alma que está unida con Dios, el demonio la teme como al mismo Dios.
§ 5
5.
El más puro padecer trae y acarrea más puro entender.
§ 6
6.
El alma que quiere que Dios se le entregue todo, se ha de entregar toda, sin dejar nada para sí.
§ 7
7.
El alma que está en unión de amor, hasta los primeros movimientos no tiene.
§ 8
8.
Los amigos viejos de Dios por maravilla faltan a Dios, porque están ya sobre todo lo que les puede hacer falta.
§ 9
9.
Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero para mí, y todo lo suave y sabroso quiero para ti .
§ 10
10.
La mayor necesidad que tenemos para aprovechar es de callar a este gran Dios con el apetito y con la lengua, cuyo lenguaje que él más oye, sólo es el callado amor.
§ 11
11.
Desancillar para buscar a Dios.
La luz que aprovecha en lo exterior para no caer, es al revés en las cosas de Dios, de manera que es mejor no ver, y tiene el alma más seguridad.
§ 12
12.
Más se granjea en los bienes de Dios en una hora que en los nuestros toda la vida.
§ 13
13.
Ama el no ser conocida de ti ni de los otros.
Nunca mirar los bienes ni los males ajenos.
§ 14
14.
Andar a solas con Dios; obrar en el medio; esconder los bienes de Dios.
§ 15
15.
Andar a perder y que todos nos ganen es de ánimos valerosos, de pechos generosos; de corazones dadivosos es condición dar antes que recibir, hasta que vienen a darse a sí mismos, porque tienen por gran carga poseerse, que más gustan de ser poseídos y ajenos de sí, pues somos más propios de aquel infinito Bien que nuestros.
§ 16
16.
Grande mal es tener más ojo a los bienes de Dios que al mismo Dios.
Oración y desapropio.
§ 17
17.
Mire aquel infinito saber y aquel secreto escondido. ¡Qué paz, qué amor, qué silencio está en aquel pecho divino, qué ciencia tan levantada es la que Dios allí enseña, que es lo que llamamos actos anagógicos, que tanto encienden el corazón.
§ 18
18.
Mucho se desmejora y menoscaba el secreto de la conciencia todas las veces que alguno manifiesta a los hombres el fruto de ella, porque entonces recibe por galardón el fruto de la fama transitoria.
§ 19
19.
Hable poco, y en cosas que no es preguntado no se meta.
§ 20
20.
Siempre procure traer a Dios presente y conservar en sí la pureza que Dios le enseña.
§ 21
21.
No se disculpe ni rehúse ser corregido de todos; oiga con rostro sereno toda reprensión; piense que se lo dice Dios.
§ 22
22.
Viva como si no hubiese en este mundo más que Dios y ella, para que no pueda su corazón ser detenido por cosa humana.
§ 23
23.
Tenga por misericordia de Dios que alguna vez le digan alguna buena palabra, pues no merece ninguna.
§ 24
24.
Nunca deje derramar su corazón, aunque sea por un credo.
§ 25
25.
Nunca oiga flaquezas ajenas, y si alguna se quejare a ella de otra, podrále decir con humildad no le diga nada.
§ 26
26.
No se queje de nadie; no pregunte cosa alguna, y si le fuere necesario preguntar, sea con pocas palabras.
§ 27
27.
No rehúse el trabajo, aunque le parezca no lo podrá hacer.
Hallen todos en ella piedad.
§ 28
28.
No contradiga.
En ninguna manera hable palabras que no vayan limpias.
§ 29
29.
Lo que hablare sea de manera que no sea nadie ofendido, y que sea en cosas que no le pueda pesar que lo sepan todos.
§ 30
30.
No niegue cosa que tenga, aunque la haya menester.
§ 31
31.
Calle lo que Dios le diere y acuérdese de aquel dicho de la esposa: Mi secreto para mí (Is. 24, 16).
§ 32
32.
Procure conservar el corazón en paz; no le desasosiegue ningún suceso de este mundo; mire que todo se ha de acabar.
§ 33
33.
No pare mucho ni poco en quién es contra ella o con ella, y siempre procure agradar a su Dios.
Pídale se haga en ella su voluntad.
Amele mucho, que se lo debe.
§ 34
34.
Doce estrellas para llegar a la suma perfección: amor de Dios, amor del prójimo, obediencia, castidad, pobreza, asistir al coro, penitencia, humildad, mortificación, oración, silencio, paz.
§ 35
35.
Nunca tomes por ejemplo al hombre en lo que hubieres de hacer, por santo que sea, porque te pondrá el demonio delante sus imperfecciones sino imita a Cristo, que es sumamente perfecto y sumamente santo, y nunca errarás.
§ 36
36.
Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros han contemplando.



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